viernes, 3 de enero de 2014

Acabar con los complejos


Quien más quien menos tiene algún rasgo de su físico o de su personalidad que no es de su agrado. Es algo perfectamente normal, pero cuando estos complejos alteran el equilibrio emocional, es necesario buscar una solución.

  • El primer paso será reconocer lo irracional de nuestra actitud. Si colocamos los complejos en el lugar que les corresponde, evitaremos sobredimensionarlos.
  • Hay que tener presente que todos tenemos nuestros defectos y nuestras virtudes. Pretender ser perfectos es, por lo tanto, una tarea imposible.
  • Si tenemos problemas de baja autoestima, hay que aprender a aceptarnos a nosotros mismos y no depender tanto de la opinión de los demás. Debemos valorarnos en función de cómo somos realmente y no por lo que digan de nosotros.
  • Otra estrategia muy eficaz es desviar el foco de atención. Si, por ejemplo, nos acompleja pesar más de lo normal, en lugar de obsesionarnos con nuestra figura, intentaremos explotar rasgos que también pueden llegar a ser muy atractivos, tanto físicos como de carácter.
  • Finalmente, debemos procurar ver las cosas desde un punto de vista más positivo. Si tan sólo nos fijamos en lo peor, eternizaremos el problema.






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