miércoles, 22 de enero de 2014

Envidia: no dejes que te amargue la vida


Quien más quien menos ha sufrido, en algún momento de su vida, la picazón de la envidia. Es un sentimiento humano y, por lo tanto, comprensible, pero, si es excesivo, corremos el peligro de que se convierta en una obsesión.

  • En primer lugar, debes aprender a juzgar los acontecimientos de una forma más objetiva. El hecho de que a los demás les vaya bien en la vida no tiene por qué perjudicarte, sino todo lo contrario. La felicidad de los otros puede reinvertirse en la felicidad propia.
  • Si no estás satisfecho/a con algún aspecto de nuestra vida, en lugar de envidiar a los otros, debes ponerte las pilas e intentar cambiar. El punto de referencia debes ser tú mismo/a y tus capacidades, no las de los demás.
  • Debes valorar lo que tienes en lugar de desear lo que poseen los otros. Muéstrate agradecido con lo que te ha dado la vida y disfruta de ello. De esta manera, serás mucho más feliz que envidiando a los demás.
  • No olvides que el secreto de la felicidad no está en las grandes cosas ni en los bienes materiales. Un paseo por el parque con una compañía agradable puede resultar una experiencia muy gratificante para quien sepa valorarla.



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