lunes, 17 de febrero de 2014

Vence la nostalgia por el pasado y disfruta del momento


Los recuerdos forman parte de nuestra historia, pero no deben impedirnos avanzar. Rememorar momentos entrañables puede ser un ejercicio útil e, incluso, reconfortante siempre y cuando ese viaje al ayer sea de ida y vuelta. "No paséis el tiempo soñando con el pasado y con el porvenir -advertía Mahoma-; estad listos para vivir el presente".


¡Que tiempos aquéllos!, decimos mientras nuestra mente se traslada al pasado en un emotivo viaje a través de la máquina del tiempo. Somos, qué duda cabe, los recuerdos que tenemos. "No hay melancolía sin memoria, ni memoria sin melancolía", aseguraba el escritor Marcel Proust. De lo que se trata, por lo tanto, es de conseguir que esas mieles del pasado que volvemos a saborear con ciertas dosis de nostalgia, lejos de empañar el presente, nos arranquen una sonrisa, despierten un sentimiento de satisfacción en nuestro interior o nos inunden de una energía poderosa.


MIRAR ATRÁS CON UNA NUEVA PERSPECTIVA

Ese cálido y melancólico "¿te acuerdas de...?" al degustar un plato de la infancia, escuchar una canción especial, etc. puede proporcionarnos nuevos momentos de felicidad, demostrando que la nostalgia no tiene nada de malo, siempre que no nos impida seguir nuestro camino

  • Desde la aceptación. "Es posible que vivas apegado a los recuerdos, a lo que fuiste y ya no eres, a lo que había y ya no está. Pero, al estar atrapado en esos recuerdos, no se puede gozar del ahora", advierte la escritora y terapeuta Miriam Subirana. Para vivir en armonía, hay que aceptar lo que fuimos y lo que somos sin añoranzas excesivas ni lamentos.
  • Desde la gratitud. Trata de rememorar el pasado con agradecimiento. Evocar momentos felices nos ha de hacer sentir, por encima de todo, personas afortunadas. Si vives esos recuerdos con un sentimiento de pérdida, provocarán el efecto contrario. Intenta, asimismo, contemplar las oportunidades desaprovechadas que, a veces, reaparecen en forma de recuerdos dolorosos como lecciones de vida, una parte más del proceso de aprendizaje.
  • Desde la serenidad. Vale la pena utilizar el ayer como un trampolín que nos impulse hacia delante y no como un refugio en el que escapar del aquí y el ahora. "Sólo con el pasado -aseguraba el escritor Anatole France- se forma el porvenir". Si atraviesas por un momento difícil recuerda lo que el poeta Tagore repetía con certeza: "Yo sé que las nubes duran sólo un momento y que el sol es para todos los días".
  • Desde la esperanza. Recordar la persona que fuimos sólo tiene sentido si apreciamos la parte de aquél que queda, la que nos gustaría recuperar y la que ha evolucionado con los años. "El pasado es un prólogo", decía William Shakespeare. Así que... ¿a qué esperas para empezar a escribir la historia que aún te queda por vivir?

PARA APARCAR EL AYER, ¡INSTÁLATE EN EL PRESENTE!

Quedamos estancados pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor nos impide disfrutar del presente y avanzar en nuestras metas. "Tristeza y melancolía, no las quiero en casa mía", solía repetir Santa Teresa de Jesús.

  • Aquí y ahora. El único tiempo verdadero es el instante que estamos viviendo y la mejor forma de conectarse a él es dejando de hablar del pasado ("por aquel entonces", "ahora hace dos años...", etc) para centrarse en el aquí y el ahora. La magia del presente encierra momentos irrepetibles. "Grabad esto en vuestros corazones: cada día es el mejor del año", decía el escritor Ralph W. Emerson.
  • Ocupa tu tiempo. "Para la abeja laboriosa no hay tiempo de estar triste", aseguraba el poeta y pintor William Blake. Ponte manos a la obra e intenta hacer actividades que te mantengan ocupado/a. ¿Sabías que hacer el amor, hacer ejercicio y conversar son las que más atrapan nuestra atención? Si te cuesta concentrarte en algo, intenta ser de ayuda para los demás. "La tristeza -recordaba Séneca- aunque siempre esté justificada, muchas veces sólo es pereza. Nada necesita menos esfuerzo que estar triste".
  • Planes de futuro. Quien tiene más ilusiones que recuerdos se mantiene siempre joven y vital. No tienes por que guardar el pasado bajo llave, deja que fluya; pero no permitas que centre tu vida. Esfuérzate por tener proyectos de futuro que te hagan ilusión. "Vive como si fueras a morir mañana -decía Mahatma Gandhi-. Aprende como si fueras a vivir siempre".

MEMORIA: PONLA A TRABAJAR A TU FAVOR

Aparte de ser muy seleciva, la memoria se deja llevar por las emociones y tiende a sacar a flote aquellos recuerdos que refuerzan nuestro estado de ánimo. Por eso, cuando nos sentimos contentos, es más fácil que se activen recuerdos de momentos felices y viceversa.

  • Llévala a tu terreno. Conocer esta peculiaridad ayuda a evitar que la memoria nos juegue malas pasadas. Si un día te sientes desanimado/a, en lugar de dejarte llevar por recuerdos tristes, haz un esfuerzo por revivir momentos felices o situaciones cómicas, que te hagan recuperar la ilusión y la sonrisa. Aunque, tras una discusión con alguien, vengan a tu cabeza otros momentos difíciles de vuestra relación, esto no quiere decir que no haya habido buenos. Valóralo todo en su conjunto.



lunes, 3 de febrero de 2014

Cuando la necesidad de adelgazar es la consecuencia de un conflicto interior


Existen épocas de año, como la llegada del verano, en las que quien más quien menos siente la necesidad de perder algunos kilos. Es una preocupación totalmente normal pero... ¿qué ocurre cuando se convierte en una obsesión?

  • Cuando se sigue una dieta de adelgazamiento, lo que se pretende es aumentar la autoestima. No estamos del todo conformes con nuestra imagen y queremos mejorarla, tanto para gustarnos a nosotros mismos como a los demás. En ocasiones, sin embargo una vez hemos conseguido este objetivo, nos damos cuenta de que haber adelgazado no ha colmado nuestros deseos, lo que puede llevarnos a intentar adelgazar todavía más o, todo lo contrario, comer más de lo normal, todo ello para conseguir esa sensación de felicidad que no logramos hallar.
  • Según Freud existe una relación muy estrecha entre el hambre y la necesidad de amor. Comemos no sólo para calmar nuestro apetito, sino también para conseguir una sensación placentera muy similar a la que proporciona la presencia de un ser querido.
  • En estos casos, es conveniente pensar sobre cuáles son realmente nuestras carencias y si detrás de la obsesión por el peso y la comida no se esconde un problema de autoestima o de comunicación con los que nos rodean.



sábado, 1 de febrero de 2014

Caer bien a los demás: así se consigue


Para gustar a los demás, primero hay que gustarse a uno mismo. No se trata de adoptar un rol determinado, sino de potenciar lo mejor de nosotros mismos. De esta manera lograremos ser más hábiles socialmente sin renunciar a nuestra propia personalidad.

  • Haz que los demás se sientan a gusto contigo. Para conseguirlo, tan sólo tienes que interesarte de forma sincera por tu interlocutor y hacer que se sientan importantes. Evita, sin embargo la adulación excesiva y las preguntas indiscretas.
  • Procura tener un buen aspecto. No se trata de parecer una "top model", sino de ofrecer un aspecto físico cuidado, aseado y agradable. No hay que olvidar que nuestra apariencia física es la primera impresión que el interlocutor se lleva de nosotros.
  • Tan importante es hablar como escuchar. Tu interlocutor apreciará que sepas escuchar sus comentarios y hagas apreciaciones sobre ellos. Evita monopolizar la conversación, hablando tan sólo cuando te toque.
  • Respeta las opiniones de los demás, aunque sean distintas a las tuyas, y no pretendas tener siempre  la razón. Piensa que será mucho más edificante y civilizado intercambiar ideas que enzarzarse en discusiones que, además de resultar desagradables, no suelen llegar a ningún lado.